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ÂżCĂșal es la historia del cerro del Tepozteco?

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Dentro del valle sagrado de Tepoztlån se encuentra el cerro del Tepozteco y en la cima del mismo se encuentra la zona arqueológica en la cual desde épocas prehispånicas se ha considerado un lugar de culto y veneración a Ometochtli Tepoztécatl, Dios del pulque, asociado a la luna y a la fertilidad vegetal.



Historia del Tepozteco


Durante el perĂ­odo posclĂĄsico medio, en una de las cimas de la sierra de TepoztlĂĄn nacen algunas terrazas y un templo; que hoy en dĂ­a conocemos como: El Tepozteco, el cual se convirtiĂł en un santuario y con el paso del tiempo se volviĂł importante debido a distintas visitas de peregrinaciones provenientes de distintas religiones.


El templo se compone de dos cuartos, la entrada, el primero de ellos tenĂ­a la funciĂłn de un vestĂ­bulo el cual al centro se observa una oquedad de forma rectangular, en la cual se encontraron restos de carbĂłn y copal. Para entrar al cuarto posterior, donde probablemente se localizaba la escultura del dios, se atraviesa una puerta formada por dos pilares convertidos en muros laterales.


La Leyenda del Tepozteco


La leyenda nos cuenta la historia de una princesa Tlahuica, una princesa hermosa como la luna, tan hermosa que un guardiĂĄn estĂĄ destinado a protegerla de miradas indiscretas.


La princesa solía bañarse a las orillas de un río y un påjaro rojo sobrevolaba el río descansando en las ramas cercanas mientras escuchaba el canto de aquella princesa.


Poco a poco y con el paso del tiempo se volvió una costumbre y aquel påjaro rojo acompañaba siempre a la princesa.


Un día mientras la princesa se bañaba observó su rostro reflejado en el agua y una pluma cayó de pronto, era una pluma del påjaro rojo. La princesa la tomó y la colocó en su cabello como si de un adorno se tratara.


Esa fue la Ășltima vez que vio al pĂĄjaro rojo, la tristeza y la nostalgia se adueñaron de la princesa y poco a poco la princesa fue cambiando. A los tres meses sus padres notaron algo extraño en ella, sus padres preocupados acudieron con un curandero el cual les dijo que una nueva vida creciente dentro de ella era la responsable de dichos malestares.



Los padres estaban en completa negación ya que aseguraban la pureza de su hija pero con el tiempo a pesar de todo la princesa engendró a un robusto niño.


El padre no podĂ­a aceptar la mancha y el escĂĄndalo en la familia y decidiĂł desaparecer a la criatura arrojĂĄndolo a un hormiguero, pero las hormigas lejos de devorarlo lo alimentaron con las migajas que tenĂ­an de provisiones.


El padre al ver que esto no habĂ­a funcionado decidiĂł colocarlo en un maguey para que fueran los rayos del sol los que lo quemaran quitĂĄndole la vida sin embargo el maguey lo acobijo con sus pencas para darle sombra y por medio del aguamiel que gota a gota salĂ­a de la planta lo fortalecĂ­a.


El padre al ver esto decidiĂł arrojarlo a un rĂ­o, sin embargo, fue encontrado por un par de ancianos que decidieron quedarse con Ă©l y cuidarlo.


Así fue como el pequeño creció rodeado de la naturaleza, el niño al ser engendrado por el dios del viento, envestía poderes mågicos y con solo una flecha era capaz de obtener del cielo aves y frutos que permitían tener sustento para él y para la pareja de ancianos.


En aquella Ă©poca habitaba un temible gigante en el pueblo cercano de Xochicalco y para mantenerlo alejado cada semana debĂ­an proporcionarle a un hombre que lucharĂĄ con Ă©l para mantenerlo alejado, desafortunadamente nunca regresaban ya que eran devorados por el gigante.


LlegĂł el dĂ­a en que el joven prĂ­ncipe hijo del viento tenĂ­a que enfrentarse con el gigante. En el camino se detuvo a juntar varias lajas de filosa obsidiana negra para prevenirse de ser devorado.


El joven príncipe fue devorado, sin embargo, en el interior sacó sus navajas de obsidiana y comenzó a cortar las entrañas del maléfico ser, hasta realizar un enorme hoyo para salir por ahí, pero en forma de viento.


El joven hĂ©roe subiĂł al cerro para prender una fogata cuyo humo blanco anunciarĂ­a la muerte del gigante y la victoria como hijo del viento; Desde entonces, la tribu lo eligiĂł como el rey de TepoztlĂĄn, y en honor al viento nombraron al cerro como “El Tepozteco” en donde se escucha su soplo y frecuentemente se mira aquella nube blanca simulando el humo de la victoria.




ÂżVisitaras TepoztlĂĄn? AquĂ­ te dejamos uno de los mejores lugares para hospedarte.


 
 
 

Carretera Santo Domingo - Ocotitlan S/N Km 2

Col. del Carmen C.P. 62520

Tepoztlán, Morelos, México.

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Teléfonos:

EVENTOS SOCIALES, GRUPOS Y RETIROS: 777 327 0438

HOSPEDAJE: 5527168187

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